enero 01, 2016

Salas de espera

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¿Qué hay detrás de cada persona en una sala de espera de viaje?

Mientras buscamos un lugar, pareciera que con cada paso, con cada segundo transcurrido podemos percibir una neblina ligera, se respira un halo de sensaciones, de emociones. ¿Nostalgia? ¿Será la mejor palabra? ¿Pensarán lo mismo aquellos que se van que las personas que se quedan? Quizá de alguna forma ideas complementarias al momento en que unos esperan y otros van llegando. ¿Se trata de los mismos deseos? ¿Se quedan atrás las preocupaciones y en cambio, inician las ocupaciones?

De repente parece más una sala de reflexión, de oración, de análisis, de recordar, como se dice, de acercar memorias al corazón, al alma. Una sala "de pausa" más que de espera, un marcador en nuestros libros.

Dentro de todo el murmullo esta también el silencio, el eco callado de cada distinta sensación pensada más no expresada, la vibración de emociones germinando, de lágrimas siendo retenidas, el ruido blanco de ligeras hiperventilaciones, de ciertos suspiros.

Uno no carga solamente equipaje, sino pensamientos. Uno no sólo espera, tiene esperanza. Uno no sólo aborda un medio de viaje, tomamos un paso más para acercarnos a lo que deseamos.

Deseamos vislumbrar el futuro, para intentar vivirlo mejor que lo imaginado. Algunos disfrutando el panorama, otros ansiosos por empezar nuevos sueños, otros más, anhelando llegar, llenar vacíos, encontrar o reencontrar esa persona que nos complementa...

Y, después de todo, iniciar otro viaje más...

Veracruz, Ver. 1 de Enero de 2016.

agosto 03, 2015

Nada es trivial

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Nada es trivial.

Mientras regreso a casa pasada la media noche, las avenidas, mojadas después de la lluvia vespertina y ausentes del pesado tráfico, además de llevarme a casa, me llevaron a recordar mi día domingo. Aunque a primera vista pareciera un día como cualquier otro, en realidad no puedo dejar de pensar que no puede ser trivial, y por ello intentaré pintarlo en unas cuantas frases, a manera de la fotografía del día.

Creo que todos debemos escribir, cuando el momento lo amerita. Cuando el recuerdo no quiere ser olvidado. Cuando la enseñanza solicita repasarse. Cuando la experiencia requiere ser documentada. Cuando la emoción pide ser fotografiada. Cuando la memoria advierte que necesita una copia de respaldo. Cuando la historia pide una migaja de rastro.
Cuando el corazón quiere. Cuando ama el alma. Cuando el espíritu necesita paz. Cuando la paz ha adquirido espíritu. Cuando nadie manda, mas que la libertad.

Levantarse un poco más tarde que entre semana, bañarse, llamar a la familia para compartir la semana, llamar a la pareja para planear el día, alcanzar a unos amigos a desayunar al restaurante cercano, o al menos al café porque ellos ya han acabado, volver a casa, ir a misa, ir al restaurant de comida prontamente porque hace mucha hambre, disfrutar la plática en pareja y amigos. Comprar una bebida tradicional local antes de tomar de nuevo el rumbo. Recoger algo para trabajar por la noche, ir a hacer las compras de imprescindibles al supermercado, preparar un café frío en casa, ayudar a cocinar la comida de la semana, platicar en pareja, jugar en el celular 5 minutos, acomodarnos para platicar un rato antes de abrir la laptop para adelantar un poco el trabajo. Lavarse la cara porque hace calor, encontrar la cama como un cómodo sillón para leer, comer las pocas galletas que no se acabaron el día anterior, vernos como pareja a la cara, y decirnos cómo y cuánto nos queremos. Reírnos de tonterías, y sin decirlo, agradecernos mutuamente la existencia con un abrazo, con unas miradas, con un ligero masaje en las manos, con una caricia en el cabello mientras el bochorno se va con la brisa que trae la lluvia ligera que ya hacía falta dejara de ser tan pesada como los días anteriores.

Bajar y subir con una botana más, decidir trabajar o estudiar una breve hora, prender la tele para buscar algún buen capítulo o serie para terminar el día. Tomar una siesta antes de dormir definitivamente. Terminar de ver una película pendiente. Darnos una bendición antes de dormir el resto de la noche...

¿Trivial? En lo absoluto... Encontré salud al iniciar el día, encontré amistad, encontré calles tranquilas, clima lo suficientemente caluroso para disfrutar unas bebidas y también en la medida precisa de frescura para leer y descansar, porque los espacios para reír, pensar, compartir y aprender aparecieron sin llegarlos a pedir. Encontré a mi pareja como la mejor compañía, para todas las tareas, para todas las libertades, para este día, y para todos los que vendrán. Porque descubrí, que en cada momento no descrito, mi paz, mi motivo, mi alegría han estado ahí.

Guadalajara y Zapopan, Jalisco.
Agosto 2015.

abril 28, 2014

Porque tengo un libro abierto, y no quiero cerrarlo.

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Algunas veces me pregunto cómo es que algunas partes de mi vida han quedado sin una especie de testimonio, sin una fotografía, o quizá sin palabras escritas. No es que cada momento de mi vida necesite una huella, pero sin embargo, hay cosas que uno quisiera recordar más tiempo.

Recordar esa sensación del regalo esperado, recordar cuando estaba llorando y alguien me consoló, quizá incluso cuando me caí y me dolió, y quizá antes decidí olvidarlo pronto, pero tiempo después me doy cuenta que me gustaría recordarlo para poder darme cuenta de lo distinto que soy, o quizá recordar eso que me dolió para valorar mi situación actual, de la cual puedo quejarme, pero en realidad es mejor que antes.

Recordar esa calle oscura, esa lluvia y olor a tierra mojada, esa comida gratamente rica, ese té o ese café, esa noche de insomnio o ese amanecer, esa caminata solitario, y también esa camino acompañado, recordar de una manera más nítida lo que me hacía feliz antes y también lo que no me gustó. Para re-adaptarlo, y no porque quiera "vivirlo" de la misma forma, porque es imposible, sino porque quiero vivirlo como soy ahora, vivirlo por primera vez a esta nueva edad, en este nuevo lugar, con esta nueva felicidad.

Creo que nunca podré entender el destino, la vida, las circunstancias, las palabras pronunciadas sin pensar sino que sólo fueron sentidas, aunque nos podamos arrepentir, ni podré comprender las palabras perfectas que quedaron pendientes de decirse, pero seguramente quedaron reflejadas de alguna otra forma, por la mirada, por el abrazo.

Escribo, como una manera alterna de escucharme en voz alta, porque dejo fluir los pensamientos para intentar reconocerme, incluso a veces sorprenderme si soy yo el que escribe o es el momento el que me motiva. Quizá sólo de este modo soy capaz de reconocer en mis silencios esos recuerdos que me imagino sin huella. Quizá sólo mediante este cristal llamado memoria, puedo ver internamente esas palabras invisibles que sólo se ven a través de un espectro distinto.

Escribo para llenar esos huecos, para dejar una especie de enlace entre mi subconsciente que se oculta y mi consciente. Para recordarme que cada vivencia ha sido un aprendizaje, algunos buenos, algunos malos, y al día de hoy no me afecta recordarlos, algunos me dejarán una sonrisa por la travesura realizada, algunos una lágrima por la persona que se fue, algunos una especie de agradecimiento por haberme encontrado con esa persona que resultó ser uno de los mejores maestros que tuve, otras escenas me recordarán a una gran amistad.

Y curiosamente, un día como hoy, agradezca todos esos momentos, aunque algunos hayan dolido o considere (ingenua y erróneamente) imperfectos. Porque noches como esta, me doy cuenta que así tenían que ser. Porque así como fueron están perfectos, porque gracias a ellos, al día de hoy me permiten vivir algo que no logré imaginar, porque pensaré y revaloraré, porque ahora no decidiré comparar momentos, porque habiendo tanto por vivir, no quisiera ahora releer páginas del pasado, no me atreveré a prejuzgar mi futuro, porque no quiero predestinarlo, quiero vivirlo como viene, porque quiero disfrutarlo, porque tengo un libro abierto y no quiero cerrarlo.

Zapopan, Jalisco.

abril 27, 2014

Inolvidable.

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Hay personas difíciles de describir en toda su grandeza. Uno podría empezar y demorar días o semanas tratando de describir cada acción suya que nos hace sentir bien. El mundo podrá ser un lugar oscuro y también claro, frío y caluroso, podrá o no, ser el lugar que queremos. Pero no importa cuándo, dónde o cuál sea la razón que nos pueda tener en un estado "no óptimo", lo cierto es, que hay personas que parecieran tener magia, que de alguna forma logran convertirnos y cambiarnos, a veces físicamente, llevándonos del un estado de congelamiento y derritiéndonos, hasta a veces evaporarnos y dejarnos volando entre nubes; a veces, químicamente, como si cambiaran la estructura de nuestros pensamientos, y a veces, de nuestra alma.

Sé que no todos podremos "coincidir", qué cosa tan difícil hacerlo en una realidad de millones de personas, de miles de ciudades, de miles de años... Pero esa misma dificultad, esas diferencias que se vuelven una particularidad, es la razón de estas palabras, tratar de describir esas personas únicas. Dejar un recuerdo, una pintura breve, el sonido de estas palabras repetidas en la voz alta (o sólo el susurro) que espera repetirse durante la lectura de esa persona que se siente "identificada" al leer estas letras.

Únicas y especiales. Para algunos de nosotros esas personas son nuestros padres, o quizá sólo nuestro padre, sólo nuestra madre, a veces nuestros hermanos. Pero suele suceder, que no siempre es alguien mayor, o ni si quiera tiene que ser alguien de la "familia", a veces nos dejan más eco las palabras de alguien más, como nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros sobrinos, y no dudo que las palabras de nuestros hijos.

No sé qué se necesite para ser inolvidable, no creo que exista una receta. Quizá los momentos inolvidables no deban tener requisitos, sino tan sólo coincidan en la forma de presentarse, inesperada o sorpresivamente, de forma no planeada, y por ello nos dejan un mayor impacto, podrá ocurrir que haya algunas cosas negativas difíciles de olvidar, pero me parecen más inolvidables las positivas, porque nos dan un motivo más para vivir, para esforzarnos, porque día a día nos iluminan. Son esos momentos inolvidables, que cada quien tiene en su memoria los que se volverán anhelos diarios, porque una vez descubiertos, no querremos que se acaben. Quizá ser anhelado es otra característica, porque en esas ganas de tener, ganas de ser, nos vemos reflejados, y por lo tanto, entendidos, identificados.

La vida pasará, pero el recuerdo, el anhelo, ese, estoy seguro, es inmortal.

El futuro es incierto, pero no por ello es indeseable, al contrario, una vez descubierta o, (a veces) re descubierta una auténtica joya de persona, no querremos que se acabe su momento, sino que desearemos vivir cada nuevo momento dejando parte de esta grandeza reflejada en cada acto diario. Desearemos volvernos inolvidables a su lado. Desearemos ser tan inolvidables como lo son para nosotros. Quizá pudiera hablar de padres, hermanos, maestros, amigos, y no miento al mencionarlos, pero quizá busco sólo una bella analogía, para decir que nuestra pareja de vida será más que inolvidable, pues cómo olvidar esa base en la que nos sostenemos, ese lugar donde encajamos, donde sentimos pertenecer, de donde no queremos separarnos, donde podemos relajarnos, donde el esfuerzo no es una necesidad, sino un placer, donde ser nosotros mismos, es descubrir que somos más de lo que nosotros creemos.

Inolvidables palabras, voces, letras. Inolvidable presencia, y acaso será poco decir que: se volvería inolvidable (e intolerable) su ausencia...

julio 13, 2013

Misterioso lenguaje...

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Hay magia, misterio, poder, energía (quizá potencial) en las palabras. Pueden herir como una flecha clavada, ser cortantes como un bisturí, ser como una carga a cuestas, pero también pueden lavar heridas, pueden levantarnos cual mano gentil tomamos como apoyo, nos coloca de pie nuevamente, y nos libra del polvo que nos rodea, permite relajarnos y despejar nuestra mente como si nos sacudieran el cabello de cabeza. Pueden calmarnos como la larga contemplación de un lago, como el sonido de una cascada lejana. Pueden exfoliarnos, parecen ensuciar, pero al final podemos quedar limpios. Pueden llevarnos a buscar algo aún inexistente, aquello que no tenemos, aquello que no somos, como si fuéramos niños pequeños en busca de un tesoro escondido. Pueden explicarnos muchas cosas, la razón de las acciones de otros, ayudarnos a estar en la mente de alguien más, transportarnos a lugares desconocidos, o recordarnos detalles y momentos del pasado, parecen re-encarnar nuestros amigos, familiares, nuestros momentos de felicidad. Pueden, a veces, recordarnos la voz, los ademanes de quienes valoramos. De quienes dejaron una huella... La huella depende del peso, al cabo fuerza de las palabras, pero también, del suelo donde caen y el ambiente que lo rodea, incandescente y por petrificarse, húmedo y moldeable, árido y reacio, o arenoso y volátil. Pueden ser la nueva huella en nuestras vidas. Olvidé el día... pero fue en algún momento del 2013.

mayo 31, 2013

Graduación Maestría - Mensaje Orador Invitado

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Mensaje del Orador Invitado

febrero 04, 2013

Escribir, o no escribir.

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Escribir o no escribir,
hablar o no hablar,
¿repensar y corregir?
¿o por el original apostar?

Escribir o no escribir,
¿esperar, continuar, reintentar?

Escribir, ¿para recordar?
O intentar hacer al recuerdo inmortal.

...

Escribir o no escribir,
Ese es el dilema.

- GAPS. 04/02/2013. Mty, NL.